Estos seis puntos básicos de partida crean la base en la que se enfoca la filosofía de Principy života® (los Principios de la vida) y en la que funciona.

Los accidentes no son casualidades porqué cada uno es el creador de su felicidad

Si cada accidente fuera una obra de la casualidad total, la vida misma debería de ser totalmente casual. La vida es evidentemente conectada con complicada y perfectamente operativa estructura la cual no podía mantenerse unida en el caso en él que los acontecimientos de la vida estarían conducidos por casualidad. Por eso partimos de la base que todo es el resultado de un orden universalmente válido y todo tiene su causa y su efecto – incluido accidentes, enfermedades y otros acontecimientos. Nosotros mismos creamos nuestra vida por cómo participamos en el rosario de los enlaces causales pero no siempre nos damos bastante cuenta de estos enlaces, solemos tener la impresión que muchas cosas nos pasan sin nuestro mérito por mando de las casualidades o del destino. Cuanto más enlaces uno sabe tanto más es sabio y tanto más es el dueño de su vida.

El descubrimiento de un error es una mejora de nuestra propia imagen del mundo.

Concepto de un funcional orden rígido él que dirige todo en nuestra vida podía llevarnos la impresión que ya deberíamos conocerle y obedecerle y que por su incumplimiento seremos castigados. Tal imagen nos puede llevar a un miedo crónico de hacer un error que paraliza totalmente hombre en su vivir. En este caso el hombre no es el dueño de su vida porque su dueño real es un juez imaginario que castiga sus errores. Sin embargo, nosotros creemos que el objetivo y el sentido de la vida no es obedecer al orden universal sino descubrirlo. Pensemos que no sabemos que se puede romper la pared con nuestra cabeza. Si nos damos con cabeza contra la pared, la cabeza nos dolerá. Sin embargo, no se puede decir que de esta manera la pared nos castiga. El dolor de nuestra cabeza es el resultado de enlace causal él que hasta ahora faltaba en nuestra imagen del mundo y si él descubrimos y dejamos de darnos contra la pared, el dolor desaparecerá y nuestra imagen del mundo será un poco mejor. El sabio es él que intenta encontrar todos los errores en su imagen del mundo porque así se hace el dueño de su vida.

Cada uno es imprescindible, solamente tiene que descubrir cuándo y dónde.

Muchos no son dueños de sus vidas porque viven atrapados por una sensación que no son útiles, que son insignificantes o que por su lugar en la tierra deben luchar duramente. Sin embargo, nosotros creemos que cada uno es una parte de universo (o al menos del planeta) y el solo hecho que existe significa que tiene aquí su lugar él que pertenece justo a él y en él que es imprescindible. Pero no suele ser fácil descubrir dónde está este lugar único en él que es uno imprescindible. El hombre sabio es él que no busca este lugar en la confirmación de otros sino en su propio interior porque por allí se encuentra el potencial oculto. Él que logra encontrar este potencial y utilizarlo, este será el dueño de su vida, porque asi tiene su propio lugar en la vida.

El potencial completo es posible lograr solo con la colaboración de un hombre y una mujer.

Muchos no son dueños de sus vidas porque intentan ser una persona completa aunque son solo un hombre o solo una mujer. Así tienen la impresión que los domina el otro sexo porque nunca pueden alcanzar sus cualidades. Un hombre sabio es él que sabe que la igualdad de derechos no es la igualdad. La igualdad de derechos de hombre y mujer se basa en lo que cada uno es imprescindible aunque cada uno tiene el potencial diferente y entonces es insuperable en algo distinto. Entonces, el dueño de su vida es él que en todas sus relaciones hace lo que puede hacer de la mejor manera y no intenta demostrar que domina incluso las cosas para cuales no está hecho.

Cada uno siempre hace lo qué considera lo mejor de su punto de vista.

Él que piensa que el mundo es lleno de enemigos que conspiran contra él no puede ser el dueño de su vida. Nosotros creemos que cada uno siempre hace lo que de su punto de vista considera lo mejor. El problema es que este punto de vista puede ser muy, muy limitado. El sabio sabe que el mal es el resultado de estrechez e ignorancia y por lo tanto ama la sabiduría porque esta es el camino hacía la victoria sobre el mal.

Vivir significa cambiar.

La base de la vida es la capacidad de reaccionar a los impulsos del entorno. Él que intenta permanecer siempre igual no vive. El sabio sabe que los tiempos cambian y con ellos también los puntos de vista y las actitudes. Solo así es dueño de su vida porque nada le impide expresarse en cada momento de su vida, puesto que sabe que lo que parece la verdad hoy no tiene porqué parecerla mañana. Entonces tiene claro que tiene sentido expresar su verdad pero no hay ningun motivo luchar por ella porque igualmente al final se la lleva la corriente del rio de la vida.